En el caso de los sistemas solares térmicos, las instalaciones poseen un periodo de vida superior a los 20 años.
En el caso de las instalaciones fotovoltaicas, el periodo de vida esta estimado en torno a los 30 años.
Los equipos instalados hace 20 años siguen funcionando aunque con menor rendimiento. Este dato es significativo debido a que los equipos han mejorado significativamente durante este periodo. El correcto uso y mantenimiento de los equipos posibilita una mayor duración de los mismos.
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